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El Círculo de la Vida
El círculo de la vida nunca se detiene. Al nacer, nuestros padres y nuestra familia de origen se convierten en el centro de nuestro mundo. Y la relación que establecemos con ellos determina y da forma a nuestras relaciones futuras. Se transmiten los valores y el afecto, pero también los miedos, las carencias y el sistema de creencias.
Cuando nos convertimos en padres, el círculo se perpetúa. De generación en generación se perpetúan dinámicas que originan conflictos. Así, a veces esta “herencia emocional” limita y condiciona nuestro desarrollo como seres humanos.
Sanar las Relaciones Familiares
“Sanar nuestras relaciones familiares es indispensable para poder avanzar emocionalmente y crear relaciones más constructivas con nuestro entorno actual”
“...sanar nuestras relaciones familiares es indispensable para poder avanzar emocionalmente y crear relaciones más constructivas con nuestro entorno actual”, afirma el psicólogo Joan Garriga, director del Institut Gestalt de Barcelona y autor de “¿Dónde están las monedas?” y “Vivir en el alma” (ambos publicados en Rigden). Discípulo directo del terapeuta alemán, Bert Hellinger, Garriga es pionero en la introducción de las “constelaciones familiares” en España.
¿Por qué la mayoría de los seres humanos tenemos conflictos con nuestros padres?
Cualquier relación de intimidad profunda en la que exista una cierta necesidad del otro genera conflicto en algún momento. Y uno de los vínculos que mejor responde a esta definición, entonces, es el de padres-madres e hijos. El conflicto suele aparecer cuando deseamos que nuestros padres (y nuestros hijos) se adapten a nuestras expectativas.
Esperamos que sean de una cierta manera y reaccionen de un modo determinado ante lo que decimos o hacemos, y cuando no lo hacen, nos frustramos. Llenándonos de impotencia y dolor, insistimos finalmente en mirar el conflicto sin permitirnos crecer. Quizá el único modo de cambiar esta dinámica es aceptar a nuestros padres (y a nuestros hijos) tal como son, y renunciar a la imagen de lo que creemos que deberían ser. Quizás así podemos mirar la vida y asentirla en la forma en que se expresa, creciendo en ella y con ella.
El Círculo de la Vida
¿Cómo nos limitamos en nuestra manera de ser? Pues probablemente más de lo que hemos pensado. Al pertenecer desde siempre únicamente a la familia y asumir como válido sólo el marco en el que crecimos, nuestra mirada ya está determinada, miramos todo acontecimiento desde el lugar de dónde provenimos. Lo que está bien y lo que está mal, cómo interactuar con el mundo, cómo comunicarnos con los demás, también cómo gestionar nuestras emociones. Este marco nos ayuda a transitar por la vida, pero también puede crearnos limitaciones.
El secreto está en ir más allá en nuestro condicionamiento, de todo aquello que hemos aprendido y asimilado como la verdad o lo real. Para lograrlo, tenemos que cuestionarnos si tomamos ciertas decisiones por tradición y costumbre, o porque son las más coherentes con nosotros mismos. Se trata entonces de ir encontrando nuestra propia manera de ver y entender el mundo. En eso consiste ser honesto y auténtico.
¿Qué es lo que nos enseña a ser exitosos y preparados para éxitos posteriores en nuestra vida?
Haber tomado todo lo que pudimos tomar de quienes formaron parte de nuestras experiencias y crecer. Tomar la fuerza de los conflictos superados y crecer. Recordar asimismo los hechos que nos han causado dolor, o los momentos en que nos hemos sentido limitados en nuestro hacer, asentir, y dejar que formen parte de nosotros para crecer. Recordar que lo que no hemos recibido de nuestros padres también es una fuerza que nos desafía a brindarnos aquello a nosotros mismos. Permitirnos renunciar a mirar la falta o la carencia para transformar lo que sentimos vacío en una potencia a crear por nosotros. Y así en ese movimiento el círculo de la vida continúa y crece en nosotros, hacia adelante, en sabiduría y aprendizaje.
Un Resumen
“Todo lo que lamento, lo estoy excluyendo.
Todo lo que acuso, lo estoy excluyendo.
A cada persona que despierta mi enojo, la estoy excluyendo.
Cada situación en la que me siento culpable, la estoy excluyendo.
Y yo estoy cada vez más empobrecido...
El camino inverso sería:
Todo lo que lamento, lo miro y digo: ‘Sí, así fue y lo incorporo en mí con todo el desafío que me representa..... Haré algo contigo. Ahora te tomo como una fuente de fuerza, sea como fuere.’
El movimiento básico es siempre el mismo: en lugar de excluir, integrar.”BERT HELLINGER.
Constelaciones Familiares en Consulta Individual
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Psicoterapia Corporal con enfoque sistémico
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Terapeuta Ana Florencia Falca
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FB: enraizar holístico