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Presas
Cristina Wargon en España
Mi hija y yo aterrizamos en Barajas, dicen que es el aeropuerto más grande del mundo. Cualquier cosa que sea la mas grande del mundo, es de por si una atrocidad, pero esta, es rotundamente inhumana. Sólo nos quedaba pasar la aduana para acceder a Madrid. Relajadas porque al fin estábamos en el primer mundo y en la Madre Patria, cada una se puso en una fila con su pasaporte en la mano. Allí se me hace un blanco. Solo recuerdo la cara de mi hija angustiada diciéndome: “Mami nos mandan detenidas. Nos falta la carta invitación”. Estaba tan agotada que me costaba enfocar el problema. “Pedí ayuda”, alcancé a decirle antes de que me llevaran a un recinto, con un puñado de muchachos negros con distinto grado de desesperación en su rostro.
El mío, según la foto, no desentonaba para nada.
Recuerdo que nos iban entrevistando y según las respuestas nos dividían. Algunos claramente zafaban, (deducible por su sonrisa y su alivio) y otros quedaron con cara de pánico y se los llevaron a otro recinto ¿Los devolvieron a sus países, los vendieron como esclavos, se los comieron? Jamás sabré la respuesta, pero nunca me sentí tan negra en toda una vida de blanca.
Cuando fue mi turno ya me había recompuesto lo suficiente como para ponerme altiva y preguntar, no con voz de presa sino de reina sobresaltada por un lacayo (bah eso es lo que intenté, vaya a saber que me salió, pero al menos no lloraba) “¿Qué les habia pasado?”
Conté que está era la cuarta vez que venia a Madrid (no dije “y la ultima hijos de puta”). Todas las anteriores por trabajo y justo cuando llegaba para pasear… me metían presa. Se abstuvieron de explicarme qué ocurrió en el mundo después del 11/9. Adujeron controles al azar. Sellaron los pasaportes y nos fuimos. Me quedé triste por los negritos que no pasaron, y aprendí que una persona con miedo, pierde lo más importante que tiene: la solidaridad. Pero cuando salimos estaba Rafael, y cuando un amigo puede esperarnos cuatro horas, merece una ficha de fe en este mundo que se ha puesto tan sombrío. ¡Hala maja que nos vamos a la Verbena! Europa nos esperaba.
Cristina Wargon en España