Nei Kung Medicina China en Córdoba Capital

El Arte Secreto de la Meditación Alquímica Taoísta

Se le preguntó a Buda,¿Qué has ganado con la meditación?
El respondió, “Nada. Sin embargo, te digo que he perdido la ira, la ansiedad,
la depresión, la inseguridad y el miedo a la vejez y a la muerte.”

Desde hace cinco mil años, en la China prehistórica, los sabios taoístas observaban internamente los movimientos de energía del cuerpo, mediante diversas prácticas de visión interior. Si bien se han documentado cientos de estas prácticas antiguas, muy pocas han llegado hasta nuestros días transmitidas fielmente dentro de su linaje de maestro a discípulo.

Mediante diferentes técnicas respiratorias y meditativas, y a través de obtener con ellas relajación física y mental, los maestros descubrieron los canales de CHI, los centros donde se almacena, y los puntos por donde esa energía emerge hacia el exterior. Es increíble pensar que, en tiempos tan primitivos, estos hombres desarrollaran la capacidad de “ver” y/o percibir la compleja red de meridianos y puntos que hoy comprenden la ya popular y admirable Medicina tradicional china.

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Pero estos sabios no sólo buscaban la salud, o utilizar esto como medicina para sanar enfermedades. Sus propósitos eran mucho más elevados y complejos: alcanzar la inmortalidad. Desde la observación de los ciclos de la naturaleza, de acuerdo a los movimientos del cielo, y de cómo todo esto afectaba al ser humano, los sabios podían adaptarse a lo que es, sin crear conflicto.

Esta no acción, a la que los taoístas llaman wu wei, es simplemente no confrontar con lo que es, para evitar el desgaste de energía, en todas sus manifestaciones. De este modo la vida fluye en armonía, tanto en el cielo como en la tierra, ambas interactuando con el hombre a través de todas sus funciones vitales. Es decir, el hombre toma el aire del cielo, y el alimento de la tierra, y con ellos obtiene y sostiene la vida. Su cuerpo físico representa la materia, y su cuerpo mental representa lo sutil.

El hombre puede recibir la energía de las vibraciones de la tierra, de la luna, del sol y las estrellas y de todo el cosmos. Cuando los antiguos alquimistas descubrieron todas las conexiones que tiene el hombre con el universo y cómo éste se representa en su interior, vieron los circuitos, las órbitas que la energía formaba dentro del organismo humano.

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Supieron, entonces, que manteniendo estos circuitos activados y circulando constantemente, la vida perdura, se mantiene y se incrementa por mucho tiempo, obteniendo así longevidad y salud. Así llamaron Órbita Microcósmica y Macrocósmica a los dos circuitos principales. Mediante estas conducciones energéticas, todo el organismo se nutre, los órganos se conectan con las extremidades, y los tejidos se fortalecen, las células se regeneran, y el espíritu se eleva, produciendo un profundo estado de paz.

A estas prácticas se la han denominado Meditaciones alquímicas, dado que la circulación constante de la energía por estos circuitos, va produciendo una transmutación de las energías. Los campos de Chi, llamados Tan Tien, o campos del elixir o cinabrio, son como océanos donde la vitalidad se almacena y allí puede potenciarse y conservarse la vida.

Allí se realiza la alquimia de los tres tesoros: la esencia, la energía y el espíritu, transformándose uno en el siguiente, produciendo niveles cada vez más sutiles de energía, desde la sexual hasta la espiritual. Cuando se logra el despertar espiritual más elevado, se alcanza lo que denominamos la iluminación.

El circuito de la Órbita Microcósmica está formado por dos canales principales, a los que se llama Gobernador y Concepción. El Canal Gobernador asciende desde el perineo, por la toda la columna hasta la coronilla, y culmina en el paladar. El Canal Concepción sube desde el perineo hasta la punta de la lengua, por la parte anterior del tronco. Apoyando suavemente la punta de la lengua contra el paladar, por detrás de los dientes, pero sin llegar a tocarlos, conectamos los dos canales formando un circuito cerrado.

La Órbita Macrocósmica, en cambio, llena todos los Canales Maravillosos, que son ocho en total, de los que la Órbita Microcósmica utiliza sólo dos. Luego de que ambos circuitos han sido activados y llenados, éstos naturalmente, harán circular el chi por el resto de los meridianos principales, que son doce y que conectan con todos los órganos del cuerpo. Así es cómo las prácticas alquímicas de ambas órbitas envían Chi nutritivo a todo nuestro organismo por completo.

El estrés de la vida actual, las emociones negativas, la mala alimentación, la falta de conexión con la naturaleza y con nosotros mismos, son los principales factores que producen los bloqueos de Chi que nos enferman. No debemos olvidar que somos parte del universo, y que éste está dentro nuestro. Si nos animamos a sentirlo, a descubrirlo y a disfrutar de su presencia, encontraremos la paz y la armonía que tanto anhelamos en nuestras vidas.

Te invito a intentarlo

Profesora Flavia Catoni